lunes, 21 de septiembre de 2009

Cosas de bibliotecas

Ir a la biblioteca de mi pueblo me ha resultado bastante curioso este año. Crevillent no es demasiado grande, y aunque no puedes decir que nos conozcamos todos, "de vista" te suenan las caras. De repente descubres que mucha más gente de la que piensas estudia, y aunque el hecho de verlos tanto en Junio como en Septiembre no sea la mejor señal, poco tengo que decir cuando he tendido el placer de acompañarlos durante el maravilloso mes de Agosto. En este sentido Septiembre puede ser bastante socializador.

Otra de mis grandes y gratas sorpresas al llegar allí tras una larga ausencia en mi 'pausa veraniega' fue que en los aseos ... ¡HABÍA Jabón y Secamanos! Muchos os preguntareis el porqué de mi sorpresa. Resulta que hasta ese momento, nunca había jabón y secamanos, ni papel, ni algo por el estilo que contrubuya a la higiene. Y siendo algo que me resulta desagradable, a parte de inconcebible, haciendo honor a mi carácter español me quejé. Y ... 'tachán', mis queridos crevillentinos ahí tienen todo un sistema de jabón (lavavajillas, para más cachondeo) y secamanos (que tras varios minutos consigues que por fin se evapore el agua). No está mal a fin de cuentas.

Otro detalle ocurrió cuando buscaba un libro de una profesora que tuve en el instituto. Lo presentó en la Feria del Libro de Valencia, y en Crevillent un mes después, en Mayo. Todavía no he tenido le oportunidad de leerlo, 'Malastruc contra el talismà fenici' para los interesados. Esperaba que como mínimo hubiera un par de ejemplares en la biblioteca, ya que no hacía mucho que se había presentado, y sin duda es interesante que desde el mismo pueblo se fomente y apoye la labor de los ciudadanos en todo lo que a cultura se refiera. ¡Ni uno! En ese mismo momento solicité que pidieran algún ejemplar, siendo la solicitud una hoja impresa en la que había un par más escritas a mano, y de la cual desde entonces no he tenido noticias.

Cada vez que vuelvo a casa siempre hay algo que me escandaliza, y nunca dudo en buscar cómo solucionarlo si dispongo de unos minutos para correr calles arriba y abajo (resulta bastante divertido a veces, aunque también algo estresante). Y siempre tengo la misma sensación, la de que la gente que lo debería disfrutar cada día no se da cuenta de que hay cosas que se pueden, se deben pedir.


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