sábado, 17 de abril de 2010

Una por encargo...

Penetrando en las profundidades a embestidas desgarradoras la vida daba paso ensangrentada y quejosa rodeada de gritos y gemidos que la hacían vibrar a frecuencias insospechadas.
Las manos sudorosas de placer tiraban de la carne con ánimo de desprenderla, la mordía y su acidez impulsaba la desesperación por recorrerla toda y sorber el calor y el deseo candente.
Mas cayeron juntos y pegados con alientos ágiles y pasiones calmadas. Ritmos acelerados se confundian entre ambos corazones...